sábado

Trenes

Esa tarde caminó lentamente bajo las gotitas de lluvia temprana que empezaban a caer flojas como sus pasos, creyó que pensaba en todo y nada, quizá el panteón del otro lado de la avenida le hizo identificar un pensamiento superficial sobre la muerte, no como en la infancia cuando ese tema la llevaba hasta el insomnio de noches enteras, ahora la muerte era algo más cercano. La había asumido ya como irremediable...

Caminó lento, sin percatarse demasiado que había elegido el camino solitario y por lo tanto peligroso en esa zona de la ciudad. Apuró el paso. Todavía existían energías en ese cuerpo que había decidido cerrar su corazón para siempre. Imaginó de repente que, como en sus pesadillas, la perseguían sin que sus piernas la pudieran alejar.

Esto le sirvió para llegar más rápido a la estación del metro, pensó entonces en las historias de trenes de Cortázar, apenas subía las escaleras cuando el tren llegaba a la estación. No tenía prisa y sin embargo corrió pensando que no llegaba a una importante cita, en ese momento se olvidó de los sueños esfumados en esas últimas semanas.

Fijó su mirada en el negro camino de durmientes perfectos y vio en las vías el deseo más lejano de un suicidio...

Un pensamiento secreto

¿Es que somos acaso una mentira?... Podríamos ser, por ejemplo, los personajes de un relato literario del género fantástico que de pronto han cobrado vida autónoma.
Podríamos, por otra parte, ser la conjunción de sueños que están siendo soñados por seres diversos en diferentes lugares del mundo. Somos el sueño de otro. ¿Porqué no? O una mentira.
O somos la concreción, en términos humanos de una partida de ajedrez cerrada en tablas.
Somos una película cinematográfica, una película cinematográfica que dura apenas un instante. O la imagen de otros, que no somos nosotros, en un espejo. Somos el pensamiento de un demente. Alguno de nosotros es real y los demás somos su alucinación. Esto también es posible.
Somos una errata que ha pasado inadvertida y que hace confuso un texto por lo demás muy claro; el trastocamiento de las líneas de un texto que nos hace cobrar vida de esta manera prodigiosa; o un texto que por estar reflejado en un espejo, cobra un sentido diferente del que en realidad tiene.
Somos una premonición; la imagen que se forma en la mente de alguien mucho antes de que los acontecimientos mediante los cuales nosotros participamos en su vida tengan lugar; un hecho fortuito que aún no se realiza, que apenas se está gestando en los resquicios del tiempo; un hecho futuro que aún no acontece.
Somos un signos incomprensible trazado sobre un vidrio empañado en una tarde de lluvia.
Somos el recuerdo casi perdido de un hecho remoto, casi olvidado. Somos una acumulación de palabras; un hecho consignado mediante una escritura ilegible; un testimonio que nadie escucha.
Somos parte de un espectáculo de magia recreativa.
Una cuenta errada.
Somos la imagen fugaz e involuntaria que cruza la mente de los amantes cuando se encuentran, en el instante en que se gozan, en el momento en que mueren. Somos un pensamiento secreto...

Salvador Elizondo
Farabeuf