sábado

Trenes

Esa tarde caminó lentamente bajo las gotitas de lluvia temprana que empezaban a caer flojas como sus pasos, creyó que pensaba en todo y nada, quizá el panteón del otro lado de la avenida le hizo identificar un pensamiento superficial sobre la muerte, no como en la infancia cuando ese tema la llevaba hasta el insomnio de noches enteras, ahora la muerte era algo más cercano. La había asumido ya como irremediable...

Caminó lento, sin percatarse demasiado que había elegido el camino solitario y por lo tanto peligroso en esa zona de la ciudad. Apuró el paso. Todavía existían energías en ese cuerpo que había decidido cerrar su corazón para siempre. Imaginó de repente que, como en sus pesadillas, la perseguían sin que sus piernas la pudieran alejar.

Esto le sirvió para llegar más rápido a la estación del metro, pensó entonces en las historias de trenes de Cortázar, apenas subía las escaleras cuando el tren llegaba a la estación. No tenía prisa y sin embargo corrió pensando que no llegaba a una importante cita, en ese momento se olvidó de los sueños esfumados en esas últimas semanas.

Fijó su mirada en el negro camino de durmientes perfectos y vio en las vías el deseo más lejano de un suicidio...

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